La violencia económica es vista como «normal» y pasa desapercibida en la vida cotidiana, puede ser justificada como una costumbre.

Las mujeres siempre ha luchado por obtener una igualdad jurídica de la cual ya se goza, el problema, radica en el reconocimiento y aplicación social de sus derechos humanos, empezando por el hogar, en el cual se suscita un fenómeno  llamado: Violencia económica.

Esta es un tipo de violencia emocional y de género, la cual se puede experimentar en una relación de pareja, generando en la víctima control y manipulación. Esta violencia tiene como objetivo la imposición y el dominio económico de una persona sobre otra vulnerable, para restringirle que realice actividades remuneradas  o bien, de forma limitada.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el  2020, en México, la violencia económica tuvo una prevalencia de 47.3% en mujeres cuyo estado civil es separada, divorciada o viuda y de 28.1% en mujeres casadas.

El INEGI también reportó que el rango de edad en el que más se presenta este tipo  de violencia está entre 35 y 44 años; mientras que solo el 7.9% de las mujeres solicitaron apoyo a una institución o acudieron a denunciar. Desafortunadamente este tipo de violencia suele pasar desapercibida e incluso es vista como “normal” en la sociedad, poniendo como justificación las “costumbres”.

La mujeres que sufren este tipo de violencia, se ven en la necesidad de dar una justificación  constante del uso de los recursos o en el caso extremo, no poder cubrir sus necesidades básicas.

El avance que han tenido las mujeres al poder trabajar, ha creado una nueva estrategia de control silencioso que los agresores utilizan, pues ellas perciben su sueldo, pero lo entregan completamente a su pareja y es él quien gestiona el dinero.

Penélope Martínez Directora de la fundación Pro Tamar comento que «En cualquier caso de violencia ecónomica la víctima no puede participar en la toma de decisiones importantes con respecto al recurso  del hogar, experimenta una angustia para cubrir las necesidades  de ella y su familia o bien una limitante en el desarrollo laboral y personal. Esto puede fragmentar el autoestima y personalidad de quien la vive«

Por esta razón en Pro Tamar A.C desde el 2003, ayuda y motiva a las mujeres a que sean económicamente independientes y que tengan la valentía de tomar el  proceso emocional con métodos terapéuticos  que la fundación ha desarrollado, lo cual le permite a las participantes comprender su individualidad, conocer sus capacidades y  que ejerzan sus derechos. Pues solo de esta manera, se podrá atender, prevenir y erradicar la violencia en todas sus expresiones.

Este proceso integral facilitara que la expresión de las emociones, pensamientos y experiencias fortalezcan la identidad de las mujeres.