Las matemáticas son obstinadas: México recibirá una inyección de 5.5 millones de turistas internacionales, pero la infraestructura de la capital solo soporta 1.5 millones. Hay 4 millones de viajeros de alto gasto buscando a dónde ir. El problema no es la demanda, es que seguimos intentando administrar un fenómeno digital con herramientas analógicas.

Por: Mario Pérez | Fundador de Vadevia

Hoy es 8 de diciembre de 2025. Mientras escribo esto, faltan exactamente seis meses para el silbatazo inicial. En las calles se respira fiesta, pero en las salas de consejo de la industria turística, el ambiente es de una tensión silenciosa. Y tiene razón de ser.

He pasado las últimas semanas contrastando los reportes de movilidad de la FIFA con las proyecciones de capacidad de carga de SECTUR, y hay una «grieta» en los números de la que nadie está hablando públicamente.

El dato macro es histórico: México se prepara para recibir un flujo acumulado de 5.5 millones de turistas internacionales durante la ventana del Mundial. Hablamos de la mayor migración temporal de carteras con divisas (dólares, euros, riales) en la historia moderna del país.

Pero aquí viene el choque de realidad: La Ciudad de México tiene un tope físico. Incluso operando al 100% de capacidad —sumando hotelería de Gran Turismo en Reforma, hoteles boutique en la Roma y plataformas de renta—, la capital y su zona metropolitana solo pueden absorber, logísticamente, alrededor de 1.5 millones de estos visitantes.

La pregunta del millón (o de los 4 millones) es: ¿A dónde van los demás?

La Gran Dispersión: El pastel que nadie está viendo

Esos 4 millones de turistas excedentes no se van a quedar parados en el aeropuerto. Se van a mover. Estamos ante un fenómeno de dispersión masiva hacia tres nodos críticos:

  1. Guadalajara y el Bajío: Absorbiendo el turismo cultural y de fiesta.
  2. Monterrey: Captando el perfil corporativo y cross-border de alto nivel.
  3. Destinos «satélite»: Pueblos Mágicos, playas y ciudades secundarias a menos de 3 horas de vuelo.

El dinero está ahí. La demanda es brutal. El problema es que el 99% de los operadores que deberían captar ese dinero (las PyMEs turísticas) son invisibles digitalmente.

El turista no tiene paciencia (y no usa efectivo).

Seamos brutalmente honestos. El turista que aterriza en 2026 es un nativo digital. Si un aficionado francés no encuentra hotel en Polanco y decide buscar una experiencia en Malinalco o una estancia en Tequila, lo va a buscar en su celular.

No va a llamar a tu recepción. No va a mandar un correo a «[email protected]» esperando respuesta en 24 horas. Y definitivamente no va a ir al OXXO a depositarte un anticipo. Quiere ver disponibilidad en tiempo real, reservar, pagar y recibir su confirmación en 30 segundos.

Si tu negocio sigue operando con una libreta, Excel o WhatsApp, estás fuera del mercado. No importa qué tan bonito sea tu producto; si no es transaccionable digitalmente, para el mercado global no existe.

Vadevia: La tubería digital que faltaba

Durante años, el error de la industria fue decirle al pequeño operador: «Haz tu propia página web, contrata tu motor de reservas, pelea tú solo contra Google». Eso es una mentira técnica y financiera. Un operador de tours o un hotelero independiente no tiene por qué ser experto en código; debe ser experto en hospitalidad.

Esa es la razón por la que construimos Vadevia. No lo hicimos para vender software, sino para resolver el problema de infraestructura. Entendimos que para que México aguante este Mundial, necesitábamos una red centralizada donde cualquier operador pueda:

  1. Cargar su inventario en minutos.
  2. Tener visibilidad global automática.
  3. Administrar sus reservas en un tablero simple, sin riesgo de sobreventa.

Vadevia no es un proveedor más; es la infraestructura que permite que el operador se conecte a la economía digital sin tener que invertir millones en desarrollo propio. Es la diferencia entre intentar llenar una alberca con cubetas o abrir la llave de paso.

Soberanía digital: Defiende tu margen.

El riesgo final es financiero. Si no ocupamos nosotros esos espacios digitales con tecnología propia, ¿saben quién lo hará? Las grandes OTAs (agencias online) extranjeras. Y cuando ellas procesan la venta, se quedan con el 25% o 30% de tu margen.

Faltan 6 meses. La ola de los 5.5 millones ya se formó. El dinero va a caer sobre México. La única decisión que te queda como empresario es si vas a poner tu propia cubeta tecnológica para captarlo, o vas a dejar que se filtre hacia el extranjero.

La infraestructura ya existe. Úsala.


Sobre el autor: Mario Pérez es fundador de Vadevia y KlikaNews. Estratega en Travel Tech enfocado en construir la infraestructura digital que conecta a los operadores mexicanos con la demanda global.